En Vigo para el nombramiento de calles se han cambiado varias veces de criterio, según se veía:
En el principio de los tiempos las calles tomaban el nombre que la gente le daba por la costumbre, y de hecho, algunas calles del Casco Vello conservan aún estos nombres (Gamboa, Plaza de la Iglesia, Oliva, Ferrería, Santiago...) y otros muchos desaparecieron (Campucha, Outeiro, Soledad, Amargura, Antequera...)
Cuando estalló la Revolución del 30 de septiembre de 1868, conocida como La Gloriosa, muchas calles cambiaron sus nombres para honrar a los artífices de la Revolución, personajes republicanos y referencias a la República. De aquella época se conservan las Prazas de Argüelles y la Praza de Calatrava. Y de aquellas se cambió el nombre de Campucha por Méndez Núñez.
En los años siguientes los nombres de personas destacadas de la ciudad fueron los que se utilizaron para nombrar calles, y apareció la idea en 1920 de dedicar calles a países americanos, así como a las cuatro provincias gallegas (las calles Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra recibieron el nombre en ese año).
En 1931 muchas calles cambiarían sus nombres por personajes republicanos o artífices de la II República, nombres que desaparecieron todos en 1936, tras el estallido de la Guerra Civil y llegada al poder de Franco. También el franquismo puso nombres de sus generales y franquistas, pero en este caso más espaciadamente, solo al principio se pusieron tres nombres y el resto vendrían más tarde.
En aquellos años los nuevos nombramientos de calles solían ser "nombres de repertorio", es decir, aparecieron las zonas con las calles dedicadas a un motivo concreto (nombres de provincias, árboles, montes, ríos, flores) siguiendo con los nombres de aves, pero ya tiempo después de morir el general. Algunos nombres de personas destacadas y también algunos nombres populares.
En los años 80 y 90 el tema principal en el casco urbano eran los nombres de personas destacadas, dejando los nombres populares para el rural, entre 1982 y 1989 se bautizaron muchas de las calles del rural en varias fases, en 1982 le tocó a Lavadores, Castrelos, Candeán (Fonte Escura) y la zona del Sello de Cabral. En 1983 por el resto de Candeán y Teis, en 1984 tocó en Beade, Bembrive (en parte), resto de Cabral, Comesaña, Coruxo, Oia y Valadares, en 1985 en Alcabre, Navia, Zamáns y Saiáns, en los años 1986 y 1987 se añadieron muchos nombres que quedaron sin poner en muchas parroquias y en 1989 se acabó el trabajo en Bembrive.
Y sobre el año 2003 se cambió el criterio, teniendo preferencia los topónimos, cosa que no siempre se respeta, por cierto.
Es decir, existen varios tipos de nombres de calles, con sus ventajas y desventajas:
Nombres toponímicos o populares:
Ventajas: Permiten la recuperación de nombres populares, en muchos casos antiquísimos, que se perderían si no se les pusiera el nombre a la calle. Además, ahorran discusiones sobre la idoneidad del nombre.
Desventajas: Se suelen repetir muchos nombres entre las parroquias e incluso en la misma parroquia, nombres que se superponen a otros y nombres extraños, difíciles de pronunciar o irreverentes (Vaca Morta, Morrohome, Cu da Viña, Parrocha...)
Nombres de personas:
Ventajas: Permiten que la gente recuerde el nombre de la persona, por algo bueno que haya realizado.
Desventajas: Politización y uso partidista de los nombres, no permite recordar quién fue al no ser que se haga un trabajo extra para recordarlo.
Nombres de repertorio:
Ventajas: Permiten la identificación rápida de dónde está situada la calle, por el nombre.
Desventajas: Algunos nombres aparentan falsos nombres toponímos (calle Loureiro, Estrada...) que también son utilizados como topónimos.
MI IDEA PARA LOS NOMBRES DE LAS CALLES:
En primer lugar, los topónimos existentes serían los que llevarían los nombres de las calles. Para arreglar el problema de la repetición se añadiría en los repetidos el nombre de la parroquia, el barrio o el lugar donde están instalados, por ejemplo "Camiño da Devesa - Bagunda" o "Camiño da Devesa - Gandariña" o también "Camiño da Devesa da Bagunda" o "Camiño da Devesa da Gandariña". Si no hubiera topónimo conocido se recurriría al nombre de un personaje vinculado a Vigo y que tendría que ser votado en el pleno por unanimidad. Es decir, como antes el premio al Vigués Distinguido, hoy un premio partidista. Con ello se consigue que los nombres de las personas sean ampliamente aceptados por la ciudadanía. Convendría en estos casos poner un par de placas extra con una pequeña biografía del homenajeado, para que se recuerde quién fue.
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