domingo, 8 de septiembre de 2013

A Canella dos Mouros

Detrás del colegio de las Jesuitas ubicado en la calle Sanjurjo Badía se ubica este callejón, que se conoce oficialmente como Calle San Ignacio, pero los que por allí viven denominan "A Canella dos Mouros"

¿Y por qué se llama así? La historia es la siguiente:

En 1928 se construye el colegio de la Compañía de Jesús, orden que es disuelta en 1932 por decreto del gobierno de la II República. Los jesuitas huyeron a Portugal y abandonaron el edificio. El edificio se habilitó como hospital para atender enfermos graves y posteriormente fue habilitado como hospital musulmán.

En aquellos años los heridos musulmanes llegaban abundantemente a Vigo y era dificultoso atenderlos dado que en muchos hospitales de la época les ponían trabas por su religión. Posteriormente, tras ganar Franco la Guerra Civil el edificio fue devuelto a sus legítimos propietarios, volviendo a ser la residencia de las jesuitinas, volviendo a ser el colegio que actualmente es ahora.

El viejo hospital quedó en sus terrenos y fue demolido en 1965 para construir la casa de los Padres Jesuitas. El viejo edificio era de estilo árabe, y desempeñaba las funciones de mezquita.

Y testigo de esto está el camino que rodea el colegio por detrás, con el nombre tomado del hospital musulmán que hubo ahí. Se pediría al Concello que lo recuperara y que el nombre de San Ignacio sea el del ramal que une este camino con la calle Julián Estévez.

Ahora, unas cuantas imágenes del camino:

 Como veis, el camino no tiene gran cosa, es un callejón reservado para gente de mal querer, tomado por los graffiteros
 Otra más del camino, nótese que a la derecha pervive un riego tradicional que recoge las aguas de la lluvia o de una presa y los lleva a los campos.

 La Travesía de Xulián Estévez da a este callejón.
 Aquí dejamos el cemento y nos metemos directamente en la tierra, entre el muro del colegio y ruinas.
 La maleza deja un camino de tierra transitable...
 Y aquí llegué, no seguí más porque las silvas, ortigas y demás malas hierbas lo tomaban todo y con pantalones cortos era una temeridad seguir. Se supone que el callejón da a la calle Foxos, otra cosa es que llegues entero a ella.

Para acabar, la única casa que queda entera en el callejón, por supuesto, abandonada y tapiada.

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